¡Hoy nos hemos levantado con mucha energía! Dar paseos en la Naturaleza y conocer rincones únicos es lo que más nos gusta, pero de vez en cuando el cuerpo nos pide un poquito de adrenalina, ¿o no…? Así que hoy vamos a hablaros de una de las mejores cuevas para practicar la espeleología en Cuenca.
Conociendo la Cueva
Se trata de la Cueva del Tío Manolo, situada en el término municipal de Uña, cerca del Arroyo de la Madera ¡en nuestro pueblito!
¡Aunque hay muchas más cuevas! lo que hace de la Serranía de Cuenca un auténtico paraíso para los amantes de la espeleología y de los deportes extremos debido a su terreno mayoritariamente kárstico, forjado con el paso de los siglos y con la ayuda del agua.
⚠️ Si eres un crack de la espeleología perfecto. Pero si no es así y tienes la más mínima duda de cómo orientarte en esta cueva, te recomendamos que no te aventures demasiado y contrates a una empresa de Turismo Activo.
Te sorprendería saber el número de personas que se han llevado un buen susto haciendo espeleología o que nunca más volvieron a ver la luz del sol…
Aquí en Cuenca tenemos a profesionales como la copa de un pino, lo que te garantiza que la experiencia sea inolvidable y, sobre todo, fuera de peligro 😉
Independientemente de con quién hagas la Cueva, el material recomendado para sumergirte en ella es el siguiente ⛏:
Casco, linterna, mono para proteger la ropa o ropa vieja, mochila con agua y algo de picar, un pequeño botiquín, botas. ¡Ah! y no te olvides de dejar algo de ropa seca en el coche, para cambiarte cuando salgas.
La Cueva del Tío Manolo se encuentra en medio del bosque, así que podrás acercarte en coche, pero en un momento dado tendrás que aparcarlo para apearte y seguir a pie hasta la boca de la cueva.
El inicio de la cueva es algo estrecho y un pelín complicado, pero nada del otro mundo…
Lo primero que llama la atención cuando te adentras en la cavidad, es que el agua campa a sus anchas.
Más adelante veremos que incluso se forman grandes charcas en su interior, llamadas gours en el mundo de la espeleología.
Incluso puede llegar a haber inundaciones dependiendo de la época del año.
De hecho así es como murió un espeleólogo en esta cueva en el año 1985…
La primera galería es enorme y ancha, así que tranquilos… no hace falta que vayáis a gatas… ¡Todavía!
Esto hace que sea una de las cuevas aptas para los más pequeños, al menos hasta cierto punto donde ya se puede complicar un poquito más.
Todavía está en fase de exploración
Poco a poco podrás ir observando formaciones rocosas propias de este sobrecogedor mundo subterráneo.
Se trata de las famosas estalactitas (las que nacen en el techo) y estalagmitas (las que nacen en el suelo), ¡pero en esta cueva son descomunales!
Durante casi todo el recorrido te encontrarás con grandes cantidades de arcilla por el suelo y las paredes de la cueva.
Llegarás a uno de los puntos más espectaculares de la cueva, cuando te topes con una sala reinada por una pequeña laguna de agua cristalina y sobre todo muy fría.
La pureza del agua es hechizante…
Esto no acaba todavía… a partir de aquí, la cueva te ofrece multitud de posibilidades así que, si el cuerpo te sigue pidiendo espeleo, podrás seguir explorando.
Pero recuerda que siempre con gente que sepa lo que hace.
Lo mejor y lo más intrigante de todo es que esta impresionante cueva todavía se encuentra en fase de exploración de nuevas galerías, al gual que otras tantas dentro del total de 2.000 cavidades que componen el paraíso subterráneo conquense.
Supongo que ahora tendrás unas ganas indomables de practicar espeleología en Cuenca y explorar esta cueva, así que me tomo la libertad de aconsejarte un par de monitores experimentados por si quieres pegarles un toque para que te acompañen:
Javi y Jesús de UñAventura
Agradecimientos a Eduardo García Ballesteros autor de estas preciosas fotos, y que tuvo la amabilidad de prestárnoslas para escribir esta entrada.
¡AHORA A DISFRUTAR DE LA CUEVA!