Descubre la historia del proyecto, el proceso de restauración, para qué servía, cómo se utilizaba y quiénes han formado parte de este proyecto de manera desinteresada
LA HISTORIA DE LA RESTAURACIÓN: UN GOLPE DE CASUALIDAD
Todo esto tiene su historia y su porqué. Un día iba caminando por una senda cercana a nuestras casas rurales cuando a la orilla del camino vi lo que a mi me pareció un pozo olvidado como otro cualquiera. Aun así me llamó la atención y le hice una foto.
Pocos días después, le enseñé la foto a mi amigo Moisés, uno de los que, poco después, acabará siendo uno de los grandes pilares imprescindibles del proyecto de restauración.
Al verlo no lo dudó… ¡resulta que es una peguera! Mi cara era un poema. No sabía lo que era una peguera, y no es extraño que muchos de los que estáis leyendo estas líneas tampoco hayáis oído hablar antes de tal cosa.
Muchos no sabéis lo que es una peguera, porque trata de un oficio perdido que se extinguió hará unos sesenta años.
A Moisés se le iluminó la cara y rápidamente me propuso la idea de restaurar este pedazo de nuestra historia que ahora estaba sumido y olvidado entre la maleza.
Si aún no conocéis a Moisés, es una persona que mantiene vivas las fuentes de la Serranía de Cuenca y todo lo que pueda reparar con sus propias manos para evitar su decadencia. Solo en Valdemeca, el pueblo donde habita, ha restaurado ya unas cuantas.
A mí su idea me pareció maravillosa. Me encantó la posibilidad de poder formar parte de semejante proyecto y devolver la vida a una vieja peguera que antaño fue parte de una poderosa industria, que daba empleo a cientos o quizá miles de personas en la Serranía de Cuenca.
No pasaron muchos días hasta que hablé con José Luis (Alcalde de Uña) para exponerle esta idea. A José Luis le pareció muy bien y no dudó en darnos el visto bueno. Teníamos el consentimiento y la financiación del proyecto por parte del Ayuntamiento.
LOS VOLUNTARIOS
Ahora solo quedaba conseguir más voluntarios para formar parte de esta historia. Y no fue difícil encontrarlos: Moisés y Amparo, Jaime y Rosa (mis padres), la Agrupación Naturalista Esparvel con Miguel Ángel Guerra a la cabeza, los incansables chicos de la Asociación el Navazo (Dani, Santi, Alberto y Carlos), terminando con Sergio y Ana de la empresa Savia Ecoturismo.
Me emociona el compromiso de esta gente en este tipo de trabajos, de manera desinteresada y altruista. Para mí lo mejor de esto no ha sido la recuperación de una parte de nuestra riqueza histórica y cultural, lo cual es estupendo. Lo mejor ha sido conocerles a ellos y trabajar codo con codo, compartiendo nuestra pasión por la Serranía de Cuenca y la cultura rural.
EL PROCESO DE RESTAURACIÓN
¡Pues manos a la obra! lo primero que tuvimos que hacer fue eliminar toda la maleza que estaba sepultando las dos bocas que tiene la peguera. La caldera más grande se sitúa en la parte superior, y esta conecta con otro depósito más pequeño un poco más abajo.
Uno de los trabajos que nos llevó más tiempo y esfuerzo fue sacar toda la basura y el escombro que se había metido en las dos bocas de la peguera desde hacía décadas. Una persona se metía dentro (no hay espacio para más), y con un capazo y una cuerda iba sacando todo lo que había dentro.
Al principio sobresalía medio cuerpo de la peguera y no éramos conscientes de que su profundidad resultaría ser de unos cuatro metros.
Tardamos varios días solo en dejar la peguera limpia por dentro. Incluso nos llegamos a encontrar dos veces con una culebra enorme que buscaba el frescor que proporcionaba el interior de la caldera en las horas más calurosas del día. Personalmente nunca pensé que me iba a ver las caras con una culebra en solo un metro cuadrado de espacio…
Poco a poco íbamos profundizando en las «tripas» de la peguera, tanto que ya nos hacía falta una larga escalera para salir de allí. Cuanto más nos adentrábamos en la caldera, mejor pinta tenía, y daba gusto contemplar el buen estado de los antiguos ladrillos refractarios que componían sus paredes abovedadas. Esos ladrillos han aguantado muchos años y unas temperaturas infernales.
Con la caldera y el depósito limpios por dentro, tocaba despejar el conducto que las comunica. Con la ayuda de una moderna máquina que expulsa agua a presión, conseguimos sacar toda la tierra que taponaba dicho conducto. Por él pasaba la pez desde la caldera grande hasta el depósito, una vez se producía la combustión de la madera.
Ambas calderas se rodearon con unas sólidas estructuras de madera que protegerán a los visitantes de posibles caídas. Además, lógicamente, se han tapado con unas fuertes rejas de hierro hechas a medida.
La guinda del pastel es un enorme y espectacular cartel de madera techado con teja vieja, que ilustra perfectamente qué es una peguera y cómo funcionaba.
¿DÓNDE ESTÁ LA PEGUERA DE UÑA?
Ya sabes que se encuentra en la localidad de Uña, pero exactamente se encuentra a unos 100 metros de su Laguna, a orillas de la senda que comunica a esta con el pueblo, junto al frontón.
¿QUÉ ES UNA PEGUERA Y CÓMO FUNCIONABA?
Una peguera es un elemento tradicional propio de un oficio que hace unos sesenta años era uno de los motores industriales más potentes de la Serranía de Cuenca.
El peguero extraía la pez de la madera en estas estructuras, las cuales se componían de una caldera, un depósito y un recipiente llamado «cajal».
El proceso era sencillo, no así el trabajo que requería:
1.Se introducía la madera resinosa en la caldera, la cual normalmente tenía 1,5 metros de diámetro y paredes abovedadas de un tipo de ladrillo que aguantara muy bien las altas temperaturas que se alcanzaban a raíz de la combustión de la madera.
2.Se prendía fuego a la madera, que se consumía dejando solamente la resina, que poco a poco caía al fondo de la caldera.
3.La resina seguía su curso a través de un conducto que comunicaba la caldera con el depósito. Este se construía muy cerca de la caldera, pero en un nivel inferior a esta para aprovechar la fuerza de la gravedad y conseguir que la resina saliera por sí sola.
4.El depósito tenía a su vez otro conducto que conducía la pez, todavía líquida, hasta que caía en un recipiente de madera llamado «cajal», cuyo interior se forraba con tela parecida a la de un saco, para evitar que se pegara la pez a las paredes. Una vez de enfriaba, se cortaba en trozos y esto facilitaba su transporte y comercialización.
La pez se utilizaba, por ejemplo, para impregnar productos de piel, como las botas de vino, para la impermeabilización de los cascos de los barcos y para marcar el ganado y tapar las heridas para evitar la roña.
Si quieres saber más sobre las miereras y las pegueras, lo mejor es que leas este artículo de uno de los grandes divulgadores Emilio Guadalajara Guadalajara.
¡Por cierto! No soy el primero que escribe sobre esto. Jaime Rodríguez Laguía, uno de los voluntarios, ya plasmó esta experiencia en su blog.
También se hizo eco de esta iniciativa el periódico LAS NOTICIAS DE CUENCA, de la mano de Miguel A. Ramón.
Con una edad entre 8 y 10 años estuve ayudando a mi padre a «encañar»la tea, en esa peguera. Consistia en colocar trozos de tea , de unos 15/20 centímetros de largo por dos de ancho aproximadamente, en sentido circular con un pequeño desnivel hacia el centro. Esta tarea se realizaba en el pozo superior, con un calor insoportable. Era necesario que estuviese caliente para un mejor rendimiento o aprovechamiento. La posición de los trozos de tea colocados es similar a las que tienen las sardinas saladas y prensadas en el tabal para su venta. El emplazamiento de la peguera estaba en una superfiicie plana situada en lo que había sido la terminal de descarga del antiguo cablestante que bajaba los troncos de madera de La Muela.
¡Hola Alejandro! es muy interesante y te agradecemos muchísimo que hayas dejado este comentario, porque enriquece mucho la información de lo que fue uno de los oficios más importantes de Cuenca y que ya se ha olvidado. Exacto, esta peguera está justo donde dices. Aprovecho para decirte que se va restaurar este punto que comentas, lo que era la terminal de descarga del antiguo cable que bajaba los troncos hasta el pueblo. En cuanto esté hecho lo pondremos en las redes 🙂 Un abrazo
Extraordinario reportaje. Yo soy uno de los que no sabía lo que era una peguera y ahora ya se de donde provenía la pez que utilizaban en mi pueblo, de la sierra de Alcaraz, para marcar el ganado.
Felicito a los que hacéis posible que estos viejos oficios sean recordados.
Un saludo
¡Muchísimas gracias Ángel! No creas que mucha gente lo sabe… ese tipo de conocimiento se perdió junto al oficio. Pero nos alegramos mucho de la ilusión que te ha hecho. Gracias por tus palabras. Un saludo 😉
Gracias por la información, así como por vuestro trabajo de reconstrucción q hace q conozcamos cosas del pasado.
El día 14 iré a Uña a disfrutar unos días de esa maravilla de naturaleza
Un saludo
¡Hola María José! Gracias a ti por valorar el trabajo. Hemos disfrutado mucho de colaborar en esta iniciativa. Es algo bonito y reconfortante y lo mejora la gente como vosotros, que mostráis interés. Esperamos que te guste verlo en persona. Un abrazo 🙂
Se me olvidó comentar q gracias a esta información he aprendido lo q es miera o mierera.
Gracias de nuevo!
Un abrazo
¡Estupendo! 🙂
Con fecha 2 de marzo comento lo de encañar (colocar la tea en el pozo de la peguera, recubierto con ladrillo refractario), pero surge una pregunta; ¿de donde procede la tea?.
Se obtenía generalmente de los tocones o raíces de los pinos talados. Así pues había que extraerla de la tierra, después transportarla con animales de carga y finalmente partirla con el hacha en pequeñas tiras. Para llenar una peguera hacía falta entre 15 a veinte cargas. Como podeis comprobar era laborioso y complicado. De los resultados económicos, mejor no comentar, todo dentro de las miserias de aquella época.
Buscando informacion sobre Uña llegué a esta pagina. Interesantisimo todo lo que cuentas, desconocia lo que era una peguera. En un viaje reciente fuí a verla, habeis hecho una estupenda limpieza y acondicionamiento.
Ojala cundiera el ejemplo y se restaurara y diera a conocer mucho mas patrimonio; especialmente relacionado con oficios desaparecidos o a punto de serlo.
UN saludo y enhorabuena por el trabajo.