Si eres fan de las estampas invernales, abrígate bien y ven a descubrir algunos de los rincones de la Serranía de Cuenca más fascinantes cubiertos de nieve
Te hemos hablado mucho de Uña en nuestro blog y en nuestras redes sociales. Te hemos hablado de su entorno, de su bonita laguna, de la piscifactoria… Pero nos faltaba darle un toque invernal.
Cada época del año tiene su encanto. El verdor y la frondosidad de la primavera en la Serranía de Cuenca es algo que deja sin aliento. Los colores del otoño convierten cualquier paisaje en una estampa para el recuerdo…
Y esta vez toca enseñarte algunas imágenes invernales de Uña y alrededores. Algunos de los lugares más emblemáticos cubiertos por un manto incorrupto de nieve cuya belleza desborda a cualquiera.
Camino a Uña, por el Ventano del Diablo
Dejando atrás el Pueblo de Villalba de la Sierra en dirección a Uña, se abre un pequeño claro a mano izquierda donde podrás dejar el coche o la moto.
se trata del aparcamiento del Ventano del Diablo, uno de los miradores más espectaculares y conocidos de la Serranía de Cuenca.
Si sus vistas y altura sobrecogen por si mismo, imagínate con el manto infinito de nieve que lo cubre en invierno… ¡Espectacular!
Siguiendo por la carretera (con precaución), podrás ver que los paisajes por los que discurre el asfacto no tienen desperdicio. La carretera desde lo más alto parece una gran cicatriz en una enorme cara blanca.
Uña, pueblo nevado de corazón Serrano
Nos acercamos a nuestro pequeño pueblo de corazón Serrano. Uña tiene unas 80 personas censadas, así que te costará ver gente por sus calles, al menos en los días laborales y sobre todo en pleno invierno.
Los habitantes, la mayoría de avanzada edad, no les queda otra que arrimarse a la estufa, que dota a todo el pueblo con el «perfume» inconfundible de la leña quemándose. A mi ese olor me encanta…
Pero la paz y la tranquilidad es lo que más valor le da, si lo sumamos a la enorme riqueza natural y paisajística que lo acompaña.
Blanco Escalerón
Ya que estás, puedes pasarte a ver nuestras casas rurales. Ubicadas a las afuras del pueblo, a sólo un paseito a pie de la Laguna y cerca de la Iglesia de San Miguel Arcángel.
Por fuera frías por culpa del invierno implacable, pero cálidas y acogedoras por dentro, con su calefacción y sus chimeneas de leña. Aquí tratamos bien a nuestra gente…
Desde los patios las vistas son espectaculares. Allá hasta donde la vista te alcance podrás ver, a lo lejos, el cerro de Monteagudillo, fiel amigo del Embalse de La Toba. Un poquito más cerca el Puntal del Cuerno, Cabeza Gorda y el Mirador de Uña. Y ya muy cerca, custodiando el pueblo y nuestras casas, se encuentra Peña Rubia.
La Laguna de Uña con nieve
Podríamos pasarnos el día hablando de la Laguna de Uña, ¡nos tiene enamorados!
Se trata de uno de los humedales más importantes de la Serranía. Aquí se encuentran algunas de las especies de aves más representativas, unas más raras que otras.
Algunas como el cormorán grande, vienen en esta época del año y se vuelven a ir cuando el invierno se marcha. ¡Les gusta el frío!
Estas aves acuáticas, y con suerte alguna que otra especie más (como la nutria o el buitre leonado), podrás verlas con paciencia desde el observatorio que descansa en un punto alto, donde facilita la observación de la fauna y la admiración del paisaje.
A la gente le encanta pasear por la senda que la rodea, de unos 3,5 kms de longitud. Un auténtico paseo terapéutico rodeado de Naturaleza y donde el silencio sólo se rompe por alguna que otra focha que retoza en el agua.
Hay varias pasarelas de madera que se adentran en la laguna. Es uno de los lugares preferidos por los visitantes. Algunas son abrazadas por la espesura de las altas hierbas acuáticas que crecen incansables, y que hacen que las pasarelas formen parte de este pequeño gran ecosistema.
De paseo al Rincón de Uña
Dejamos atrás la laguna y nos dirigimos a un rincón especial. En realidad no es un rincón cualquiera, es EL RINCÓN… El Rincón de Uña.
Hay un camino asfaltado que te llegará a este lugar mágico. Antes puedes hacer una breve parada para conocer la pequeña Ermita de la Virgen del Espinar. Un pequeño lugar de culto enclavado en la roca, donde los lugareños dejan ofrendas a la Virgen.
Nuestra marcha es lenta, porque disfrutamos del paisaje blanco. Por eso, sin darnos cuenta, de repente llegamos a los grandes paredones de roca que le dan nombre a este sitio. Aquí se encuentra la Piscifactoría de Uña, otro de los lugares más bonitos de Uña.
Hemos estado aquí en todas las épocas del año, y no podemos elegir ninguna…. ¡es imposible!
Los estanques donde descansan las truchas en los meses más cálidos del año ahora están sin vida. Las truchas las trasladas en invierno a otros tanques en los meses de invierno.
El Arroyo del Rincón baja cansino pero decidido para encontrarse con la laguna un poco más abajo. Este flujo de agua nace un poco más arriba y se nota por su transparencia y pureza.
Por la Escuela Regional de Pesca
Nuestro paseo aún no ha terminado. Todavía tenemos que seguir empapándonos de esta tranquilidad. Uno aquí se siente afortunad@.
¿Os acordáis de la senda de la que os hablábamos en líneas anteriores? Pues uno de los lugares con los que te encuentras es la Escuela Regional de Pesca. Aquí se ha enseñado a infinidad de muchach@s las técnicas de pesca de alta montaña.
Qué silencioso está ahora todo esto… Pero si un@ se esfuerza,no le costará nada imaginarse a los/las alumn@s correteando y disfrutando de lo lindo por aquí. Creo que este lugar es una fábrica de recuerdos para muchos. De muy buenos recuerdos.
Podemos pasar de una orilla a otra del Arroyo del Rincón gracias a unos graciosos puentecillos de madera que salpican este paraje.
Ahora me viene a la mente que este es uno de los lugares más románticos que conozco. Aunque también es perfecto para escucharse a un@ mismo@. Para esos momentos en que necesitamos soledad.
Como dice un gran sabio que conozco:
«El Silencio y la soledad nos ayuda a conocernos a nosotros mismos».
Jaime Rodríguez Laguía (Días de bosque, agua y piedra)
Buenos días amigos.
Sin lugar a dudas, los paisajes captados por la cámara son preciosos. Lo se por propia experiencia, ya que esos mismos lugares y otros muchos de la zona, los he recorrido a pie en las cuatro estaciones del año, con mi mochila y la cámara y durmiendo a veces en vivac durante el verano.
Esa es una zona estupenda para pasear y encontrarse a sí mismo en el silencio de la montaña mientras se contemplan las maravillas que a tus ojos surgen en muchos puntos del recorrido.
Si la estación del invierno es preciosa, todavía más, es para mí la estación del otoño, con sus impresionantes paisajes repletos de múltiples colores y tonalidades. Esa locura de luz y color que estalla en plena sierra, no te quepa duda, ¡enamora!. Si abres tu mente y tu espíritu a la Naturaleza, te sentirás enormemente feliz y te parte integrante de ella. Lo que veas y sientas, te dejará una huella imborrable. Así que te invito a experimentar una vivencia especial en la zona de Uña y en otros lugares admirables de la Sierra de cuenca.
Os cuento una anécdota:
En una ocasión, estando en la clase con mis alumnos y alumnas de 1º de ESO, en una sesión de tutoría, me preguntaron por qué no me había casado. Y unos y otras iban dando una respuesta… de repente, una niña que estaba muy calladita, dijo: yo ya sé por qué no te has casado. Toda la clase le miró con expectación esperando su respuesta…y dijo: «porque estás enamorado de la Naturaleza». ¡¡¡Has acertado!!! Le dije con rapidez y entusiasmo. Y la toda la clase irrumpió en un aplauso hacia su compañera de clase que sonreía con su encantadora candidez. Y así es, acertó de pleno. Como premio a su observación, le invité a desayunar con dos amigas de la clase.
¡Hola amigo! Nos encantan las anécdotas que nos cuentas, también a través del email. Se nota que eres un enamorado de la Naturaleza y de tu trabajo. Un fuerte abrazo y gracias por estar ahí 🙂