Como buena ciudad medieval, la Ciudad de Cuenca también tenía un Castillo con altos y sólidos muros de piedra para defender al pueblo de los ataques enemigos.
En la Edad Media, los castillos no sólo tenían la finalidad de defender al pueblo, sino que también era la residencia del Rey.
En el caso de Cuenca, fue el Rey Alfonso VIII el que residió en él durante los diez años que estuvo gobernando.
Los Castillos siempre se han levantado en lugares estratégicos, edificándose en lugares elevados para dificultar el avance enemigo y cerca de ríos para abastecer de agua a la ciudad.
En las siguientes líneas, veremos que estas dos premisas se cumplen en el caso del Castillo de Cuenca.
El Castillo de Cuenca
Las ruinas del Castillo de Cuenca se encuentran en lo más alto de Cuenca, entre el conocido Barrio del Castillo y la Calle del Trabuco.
Cómo llegar al Castillo de Cuenca
¡El nombre de la Calle es antiquísimo! Se le llamó Calle del Trabuco porque se instaló en la Iglesia de San Pedro una lombarda o trabuco para defender a la Ciudad de los ataques de D. Diego Hurtado de Mendoza.
Esto ya te lo explicamos en nuestra entrada Las 5 maravillas del Casco Antiguo de Cuenca, por si quieres volver a echarle un vistazo 😉
La verdad es que poco queda ya visible de lo que fue esta fortaleza cristina. Se conservan bien algunos fragmentos de la muralla y varios torreones cuadrados que descienden hasta el nivel de las dos hoces.
También se conserva, al otro lado de la puerta de entrada, el breve tramo que fue puente levadizo.
Se conserva tan poco de este castillo porque al igual que pasó por ejemplo con la Torre de Mangana, ha sufrido a lo largo de su historia múltiples cambios en su estructura y varias demoliciones.
Su origen se remonta a los árabes para pasar a ser conquistado por Alfonso VIII en 1177, cambiando su estructura a la de una fortaleza cristiana medieval.
En 1325 el Rey Alfonso XI se lo entregó a Don Juan, hijo de Don Juan Manuel.
Finalmente, los Reyes Católicos ordenaron su demolición, tal vez para acabar con los lugares defensivos de los señores feudales para terminar así con sus intrigas y deslealtades.
Pero sobre todo su demolición fue un símbolo de la caída del poder de los Hurtado de Mendoza.
Y esto no acaba aquí… Las últimas demoliciones que sufrió la estructura fue durante la invasión napoleónica.
El Mirador del Castillo, entre dos Hoces
Hoy en día, las ruinas del Castillo de Cuenca están acondicionadas con unas escaleras abarandilladas por las cuales se puede ascender a la parte más alta de la muralla para acceder así al mirador con unas de las mejores vistas de la ciudad a las hoces del Río Júcar y del Río Huécar al mismo tiempo.
La parte del Río Huécar nos regala vistas a las Casas Colgadas, el Puente de San Pablo y la Iglesia de San Pablo.
Mientras que en el otro extremo del mirador podemos contemplar la maravillosa y refrescante Hoz del Río Júcar junto con sus ya conocidos Ojos de la Mora.
El Arco de Bezudo
Al arco de entrada que hace de puerta del castillo se le bautizó como Arco de los Hermanos Rodríguez Bezudo, en memoria a la muerte de estos en la toma de la Ciudad a cargo de Alfonso VI.
Según los relatos históricos, uno de ellos murió en el asalto a esta fortaleza conquense mientras que el otro fue nombrado gobernador.
En la actualidad podrás ver una placa adoquinada con el nombre Arco de Bezudo.
El Archivo Histórico Provincial, antigua cárcel de la Inquisición
Muy cerca del Arco de Bezudo, en una situación privilegiada sobre la Hoz del Huécar, se encuentra lo que fue la Cárcel de la Inquisición pasando a ser después la Cárcel Provincial.
Además también hacía las veces de cuartel en ocasiones de guerra. Actualmente, este edificio es el Archivo Histórico Provincial de Cuenca.
En su entrada hay una estatua de Fray Luis de León que conmemora el cuatro centenario de su muerte.
El poeta conquense no estuvo aquí, pero si fue preso del Santo Oficio de Valladolid por haber escrito una versión española del Cantar de los Cantares, que la Inquisición prohibía en lengua vulgar, y por criticar el texto latino de la Vulgata.
Próximamente voy a visitar la ciudad de Cuenca por primera vez. La información de esta página me va a ser muy útil y me parece muy interesante. Aparte quiero hacer un comentario, no querrá decir «invasión napoleónica», en vez de «invasión napolitana»? Igual es que me he perdido algo de la historia. Saludos y gracias
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